Los higos chumbos sicilianos

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Los orígenes de la opuntia ficus-indica, nombre botánico de las paleras o chumberas, se remontan al siglo XV, cuando se importaron a Sicilia desde el centro y el sur de América.

Sobre todo entre las rocas y los suelos de lava, logró encontrar su hábitat ideal en las laderas del Etna, hasta integrarse completamente con el clásico paisaje siciliano.

Durante años se ha considerado un producto común y mediocre, quizás debido a la vegetación espontánea de la planta, hasta que, en 2003, obtuvo dos reconocimientos D. O. P.: el Ficodindia del Etna (higo chumbo del Etna) y el Ficodindia de San Cono (higo cumbo de San Cono), lo que confirmó su valor y sus altas propiedades nutricionales.

Fruto símbolo de Sicilia, el higo chumbo es la expresión plena de lo que significa vivir en esta tierra: adaptarse a condiciones diferentes y superar espinosas trampas, para luego saborear inesperadas dulzuras.

Lo encontramos por todas partes, retratado en sus llamativos colores entre paisajes típicos y carritos coloridos, en la preciada cerámica artesanal de Caltagirone, pero también en prendas de vestir, en accesorios, en joyas e incluso en muebles creados por diseñadores de moda muy famosos. No es casualidad que sea un souvenir perfecto.

No todos los higos chumbos son iguales. De hecho, existen tres variedades que se distinguen por el color. La sulfarina, la más difundida y menos buscada, de característica pulpa amarillo-anaranjada y de consistencia ligeramente harinosa; la muscaredda de pulpa blanca, variedad más dulce y crujiente; y, por último, la Sanguigna, que se distingue por su pulpa rojo-violeta, jugosa y dulcísima.

Además de la variedad, hay una gran diferencia de calidad entre la primera floración, que tiene lugar entre mayo y junio, y los llamados retallos, es decir, los higos chumbos nacidos de la segunda floración, en el periodo comprendido entre finales de septiembre y noviembre, más grandes y firmes y con algunas semillas menos en la pulpa.

Los higos chumbos de retallo son los preferidos por los sicilianos y se encuentran fácilmente en toda la isla, pero los más preciados provienen principalmente de las zonas de Belpasso, San Cono, Militello in Val di Catania y Piazza Armerina.