Vino en Sicilia

Sólo recientemente hemos visto, en la historia del vino siciliano, el interés cada vez mayor de productores apasionados y comprometidos con la innovación, con la transformación y la calidad de sus viñedos, con la experimentación de nuevas técnicas y con la modernización de sus establecimientos. El sol, la tierra, las colinas y el aire del mar contribuyen al extraordinario resultado de producir una variedad de vinos sicilianos que desempeñan un papel destacado en la escena internacional.

La refinada atención que ofrecen las numerosas bodegas de la isla, junto con las bodegas abiertas al público para la degustación, permiten apreciar la producción de vinos sicilianos DOC y DOCG, entre ellos hay vinos tintos, blancos, rosados, de licor y espumosos, derivados del cultivo de variedades de uva autóctonas; en primer lugar el Zibibbo, el más antiguo, importado por los fenicios de Pantelleria, el Nero d’Avola, el Nerello Mascalese, el Nerello Cappuccio, el Carricante, el Catarratto, el Grillo, el Frappato, el Perricone y el Inzolia.

La viticultura en Sicilia se encuentra en un 80% en las provincias de Agrigento, Palermo y Trapani. Esta última produce más del 50% de toda la región. La única DOCG ( Denominación de Origen Controlada y Garantizada) es Cerasuolo di Vittoria, producida en la zona de Ragusa, con las variedades Nero D’Avola y Frappato. El Nero d’Avola es un buque insignia de Sicilia: desde el sureste, entre Ragusa y Siracusa, se extendió luego por todas partes, enfrentándose al fenómeno de las vides internacionales y llegando a ser el emblema enológico siciliano.

Las provincias de Trapani y Palermo producen los tres vinos DOC (Denominazione di Origine Controllata) Alcamo, Marsala y Contessa Entellina. El Marsala, uno de los vinos generosos más famosos y el primer vino con denominación de origen de la historia del vino italiano, se produce en toda la provincia de Trapani.

Pantelleria, Alcamo y Favignana ya tienen sus propios vinos autóctonos. 

Favinia le Sciabiche es un vino antiguo, característico de la isla de Favignana, que ha vuelto a las mesas después de más de un siglo gracias a los viticultores orgullosos de su tierra besada por el sol, el mar y los vientos.

La denominación de origen Sicilia DOC, creada en 2011, es una de las más importantes de toda la región.

En las zonas comprendidas entre las denominaciones de origen Santa Margherita di Belice, Sambuca di Sicilia y Menfi, hay varias bodegas que producen muchos vinos interesantes. En la producciòn, además de las variedades de uva autóctonas, también utilizan variedades internacionales como Chardonnay, Cabernet Sauvignon, Merlot y Syrah.

En la provincia de Caltanissetta, en el territorio de los municipios de Butera, Riesi y Mazzarino, se encuentra la DOC Riesi, que produce vinos blancos, tintos y rosados, así como espumosos y de vendimia tardía.

Los vinos producidos a partir de las vides del Etna son muy apreciados: las condiciones climáticas creadas por el volcán y los vientos procedentes del mar Jónico les confieren carácter y vitalidad. Una de las rutas del sabor más transitadas de la isla se encuentra en la misma provincia de Catania y se extiende desde Fiumefreddo hasta Randazzo, pasando por Piedimonte Etneo, donde se encuentra el Museo de la Vid, y Castiglione di Sicilia.

Los vinos de las colinas del Etna D.O.C. son productos de excelencia que hablan de la particularidad de una zona donde fluye la lava. Los protagonistas de este itinerario enoturístico de ensueño serán los vinos tintos, rosados y espumosos producidos a partir de Nerello Mascalese y Cappuccio, y los blancos de Carricante y Catarratto, Inzolia y Grecanico.

En la zona de Messina hay tres vinos con denominación de origen ( DOC) : Faro, Mamertino y el famoso Malvasia delle Lipari. Lípari es la isla más grande del archipiélago de las Eolias y dio nombre a este vino de color amarillo dorado y olor agradablemente aromático.

La producción de vino del Val di Noto también merece ser degustada. Aquí, y en toda la provincia de Siracusa, se saborea el Moscato di Noto, un moscatel blanco, y el Nero d’Avola, un vino tinto muy famoso.

Con Passiti, Moscati y Malvasie, Nerello Mascalese, Zibibbo e Inzolia, Sicilia logra conquistar los paladares más exigentes. 

Si quiere descubrir sabores nuevos y particulares, le interesará conocer la historia de las legendarias vides reliquia. En 2003, un equipo de enólogos, agricultores, productores y agrónomos se propusieron encontrar las antiguas vides autóctonas mediterráneas que se creían perdidas para siempre. Llamando a las casas, visitando las fincas de los viticultores y de los ancianos orgullosos de formar parte del proyecto, los investigadores pudieron identificar 15 uvas que habían sobrevivido al paso del tiempo y crearon un campo experimental en el que cultivar antiguos vinos olvidados. En 2019, las primeras vides reliquia fueron inscritas en el Registro Nacional de Variedades. Hoy en día, crece el interés por estas variedades arqueológicas, apreciadas y evocadoras, que potenciarán el turismo enológico siciliano.

Numerosas empresas vinícolas de la isla trabajan para que sea posible disfrutar de estos vinos que se conservan en el corazón de Sicilia.

Con una copa en la mano y los ojos llenos de maravilla, sólo hay que ir a la búsqueda de buenos vinos para degustarlos junto con los sabores tradicionales de la gastronomía siciliana, eligiendo itinerarios a lo largo de las rutas del vino que recorren toda la región, desde el mar hasta las colinas y los alrededores del volcán. 

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