Palazzolo Acreide

Detalle

Estamos en Palazzolo Acreide. La primera impresión que ofrece la noble y antigua ciudad es que sus piedras se han forjado a sí mismas con la complicidad del viento y de las extrañas divinidades,

cómo parece recordarnos el complejo rupestre dedicado al culto de la diosa Cibeles, divinidad frigia oriental e identificada con la Gran Madre, en la zona denominada «I Santoni».

En la parte superior de la ciudad surge una zona arqueológica digna de la más absoluta admiración: los restos de la antigua Akrai, fundada por los siracusanos en el 664 a. C., un pequeño teatro griego donde se realizan representaciones de teatro clásico y otros restos importantes de lugares de culto, entierros, latomías y un antiguo decumano.

Partiendo de Piazza del Popolo, asombra la grandiosidad de la iglesia de San Sebastián (chiesa di San Sebastiano) reconstruida después del terremoto de 1693. La escalinata añade un encanto especial a la fachada de tres órdenes. Durante la fiesta se cocinan en honor al santo los cudduros, típicos roscos de pan que se donan junto con el laurel. El Palazzo Comunale o Casa Consistorial es un edificio neoclásico de principios del siglo XX con incursiones en el modernismo.

La provincia de Siracusa atrajo rápidamente la atención de los grandes directores de cine italianos, quienes la han convertido en protagonista de numerosas películas. El neorrealista Carmine Gallone quedó tan impresionado que la utilizó para rodar algunas escenas de Cavalleria Rusticana en 1953; Luigi Zampa ambientó en 1975 Gente di Rispetto y Franco Zeffirelli su versión de Cavalleria Rusticana, mientras que Antonio Albanese filmó la escena inicial de La fame e la Sete y Ficarra y Picone la hilarante Nati stanchi.

Después de todo, la ciudad de la que puede atisbarse cierta opulencia, tiene fama de juerguista. Testigos de ello son las fiestas barrocas de San Pablo a finales de junio, San Sebastián en agosto y San Miguel a finales de septiembre, por no hablar del tradicional Carnaval, uno de los más atractivos de esta zona de Sicilia en competición perpetua con el más famoso de Acireale.

A lo largo de corso Vittorio Emanuele, los palacios barrocos recuerdan la presencia de las familias nobles y mayoritarias de una ciudad en absoluto provinciana: por ejemplo, el del arqueólogo Iudica de finales del siglo XVIII, el Palazzo Pizzo del siglo XVIII, la iglesia de la Inmaculada y Santa María de Jesús, la cual alberga una obra maestra renacentista del dálmata Francesco Laurana, una Virgen con el Niño (1471), la iglesia de San Miguel Arcángel y un poco más allá la Casa Museo Antonino Uccello realizada por el etnólogo siciliano en el Palazzo baronale Ferla-Bonelli del siglo XVIII. En la parte baja, todavía podemos sorprendernos ante las pequeñas y grandes maravillas que se presentan ante nuestros ojos: la iglesia Madre San Nicolás (chiesa Madre San Nicola) y la basílica de San Pablo (basilica di San Paolo) con su característica fachada de torre de tres órdenes con pronaos.

El 29 de junio con motivo de la celebración de la fiesta de San Pablo, se organiza u giru ro pani (la vuelta del pan), con un carro que recoge el pan ofrecido por los lugareños.

Nos gusta terminar el recorrido por la ciudad «viva» con la estupenda fachada del barroco siciliano de la iglesia de la Annunziata con columnas salomónicas geminadas y decoradas de tal forma que recuerdan a los dulces diseños de fruta martorana. Parece ser que la Anunciación de Antonello da Messina fue encargada para esta iglesia, custodiada ahora en el Museo Bellomo de Siracusa.

Ahora hagamos un recorrido por las antiguas confiterías para endulzarnos el paladar con su tradición centenaria, como los dulces con almendra y avellana de los valles de Palazzolo junto con el pistacho, la miel hiblea, el praliné con licor de café y nueces y las medias lunas de naranja.

Uno de los productos típicos de Palazzolo es el ragusano DOP, un queso de pasta hilada elaborado con leche de vaca. Un dulce exquisito digno de probar son las crispelle, un dulce típico de Navidad elaborado con harina de sémola de trigo duro, levadura e hinojo, aderezado con azúcar y canela o miel y canela.

Contemplamos Palazzolo por última vez todavía impresionados por las insaredde (las tiras de colores «disparadas» durante las fiestas) y la opulencia del barroco. En lo alto de un edificio, una placa nos recuerda que este es el origen del escritor y periodista Giuseppe Fava. En lo alto, los restos de las torres del castillo normando que se alzaba sobre el valle de Anapo nos recuerdan toda la historia vivida bajo este cielo. Será una experiencia inolvidable contemplar el paisaje mientras se oyen los cascos de un caballo como ruido de fondo a lo largo de laruta hípica que nos conducirá a Noto antica desde Palazzolo Acreide.

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LOCALIZACIÓN

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