Módica
Dettaglio
Sorprendente, elegante, misteriosa. La mejor manera de explorar Módica es a pié, subiendo y bajando sus escaleras, desorientándose en el laberinto de callejuelas, asomándose desde sus miradores. Necesitarás mucha energía: afortunadamente esta es también la patria siciliana del chocolate. Módica Baja es la zona de encuentro de la ciudad, donde comienza nuestro viaje. La Iglesia de San Pedro es uno de sus puntos de referencia. Pasear por Corso Umberto I es una pequeña muestra de lo que nos espera. En el Museo del Chocolate de Módica puedes descubrir su origen, ser testigo de su preparación y admirar una gran escultura de chocolate de unos 9 metros de altura.
Solo ver las numerosas tiendas y tabernas, los deliciosos restaurantes, las pastelerías, te hacen venir ganas de saborear las delicias locales. Volveremos más tarde.
Ahora es el momento de descubrir por qué Módica se ha ganado el reconocimiento de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Ciertamente no es ningún misterio que la Ciudad de las Cien Iglesias, tal y como se define, sea considerada la capital del Barroco en Sicilia.
El estilo arquitectónico tardobarroco, con sus influencias decimonónicas y modernistas, dotan a la ciudad de una armonía cromática y paisajística única. El cálido color dorado de los edificios, iglesias y palacios parece ser la continuación natural de la piedra que emerge de los cuatro promontorios sobre los que se asienta el núcleo urbano.
Símbolo del culto barroco es la Catedral de San Jorge, a decir poco, majestuosa con sus 62 metros de altura y los 250 escalones que preceden a la entrada. Varcando el ingreso es altamente probable que se venga invadidos de la síndrome de Stendhal, tal es su opulenta belleza. Incluso con la cabeza gacha, la línea que corta el suelo capta tu atención: es uno de los maravillosos relojes de sol repartidos por Sicilia.
Los fans más atentos ya habrán adivinado en qué escenario de la ficción extraída de las novelas de Camilleri aparece el Duomo y el jardín colgante que domina. Junto con el Palacio de la Cultura y el Liceo Tommaso Campailla, estos son algunos de los escenarios del Inspector Montalbano.
Caminando por cualquier escalera que flanquee el Duomo, llegamos al Mirador Pizzo: desde esta terraza panorámica con vista a los tejados de Módica Alta, también se puede disfrutar de una magnífica vista de Módica Baja.
Y hablando de belvedere, en Via Santa Andrea, a menos de un kilómetro del centro, nos espera la postal más bonita de Módica al atardecer. Mientras que desde la «cima» de la colina de Monserrato, por la tarde se puede admirar la belleza incomparable de Módica iluminada por las luces del alumbrado pùblico.
Volvamos a la carretera, esta vez en busca de uno de los más sorprendentes Castillos del Sur, que nos conduce inevitablemente a lo alto de un inexpugnable esperón rocoso donde se ubica el Castillo de los Contes que domina la ciudad. Aquí el tiempo parece haberse detenido un momento antes de que la tierra temblara. Cerca de las murallas del castillo hay otro símbolo de Módica, la Torre del Reloj.
Sigamos aventurándonos en el intrincado entramado de escaleras y callejones. Destaca la disposición medieval de las casas, construidas muy cerca unas de otras. Fácilmente nos topamos con la casa natal del escritor módico Salvatore Quasimodo, y quién sabe si celebrar sus versos no nos hace querer descubrir los lugares de su poesía.
Seguimos deambulando por los meandros del centro histórico hasta llegar a su núcleo primordial. Estamos ubicados en el distrito de Vignazza-Fontana, hogar de la antigua necrópolis de Quartiriccio que revela el primer asentamiento humano en la ciudad. El yacimiento cuenta con treinta tumbas rupestres casteluchianas atribuibles a la temprana Edad del Bronce en Sicilia.
De hecho, otra máquina del tiempo recae dentro del territorio de Módica, camuflada en la naturaleza virgen: es Cava de Ispica, uno de los canyon más importantes del territorio siciliano donde es posible realizar senderismo y excursiones arqueológicas. ¡Si quieres saber más, descubre el itinerario dedicado!