Las Salinas de Trapani y Paceco

Dettaglio

La Sicilia Occidental ofrece uno de los fondos paisajísticos más evocadores del mundo. Estamos hablando de las renombradas Salinas de Trapani y Paceco, cuya extensión natural alcanza la costa de Marsala, con sus Salinas y la isla de Mozia.

Las Saline de Trapani son parte de la reserva natural de las Salinas de Trapani y Paceco gestionada por el  WWF: el área es de hecho uno de los humedales costeros más importantes a nivel internacional, ofreciendo paz y refugio a numerosas especies de aves migratorias.

La historia de las Salinas tiene sus raíces en la época de Federico II, un gobernante con visión del futuro que comprendió de inmediato el potencial económico y comercial del lugar  impuso el monopolio estatal sobre la producción de sal, utilizada para la conservación de los alimentos. Después de los normandos, las Salinas fueron privatizadas por los aragoneses que impulsaron la economía de la zona al convertir Trapani en el centro europeo más importante de la producción de sal.

Al visitar las salinas uno queda atrapado en una atmósfera «exótica», tanto que un momento de desorientación es más que comprensible. No nos hemos teletransportado a los Países Bajos, simplemente estamos contemplando una de las caras más insólitas de esta isla maravillosa y multifacética que es  Sicilia.

Los antiguos molinos a estrella (u holandeses) caracterizados por seis aspas trapezoidales de madera, se encuentran entre los diez más bellos de Europa. El otro tipo de molino presente es el americano, con palas de chapa galvanizada. Es oportuno decirlo: nos encontramos ante un extraordinario ejemplo de remodelación de antiguas arquitecturas industriales que cada año atraen a cientos y cientos de viajeros curiosos, insaciables de belleza y singularidad.

Los molinos de viento pompan el agua entre las cuencas y se utilizan para moler el sal. Las salinas están formadas por depósitos de diferentes tamaños y profundidades, en los que en verano, mediante un juego de niveles, canales y pasos de agua, se determina la rápida evaporación del agua del mar y la consiguiente cristalización del sal.

Especialmente al anochecer, el paisaje es realmente mágico. Parece que un pintor invisible se divierte cada tarde tiñendo de colores cambiantes el atardecer que se refleja en las salinas.

Mas las Saline de Trapani y Paceco representan sin duda uno de los destinos ideales para un viaje que acontente a los senderistas más aventureros y dinámicos. Tanto en otoño (entre septiembre y noviembre) como en primavera (entre febrero y mayo) descubrir este oasis natural significa contemplar en silencio las criaturas que pasan, como flamencos, espátulas, grandes garzas blancas, garcetas, aguiluchos laguneros, limícolas.

Para los verdaderos apasionados, en la costa del este de Sicilia, la observación de aves en la Reserva de Vendicari, además del snorkeling y el Deep Water Soloing en los acantilados irregulares en el Area Marina Protecta Plemmiro, es una experiencia que no te puedes perder.

Inmersa en las aguas cristalinas de las salinas que forman parte de la zona de Paceco, la Torre de Nubia se erige como una imponente y solitaria atalaya que tenía la función de alertar a la población de la llegada de piratas sarracenos.

También en la aldea de Nubia, conocida por su preciado ajo rojo, un antiguo molino ubicado dentro a una viga del siglo XVII llamada Casa Salaria, alberga el Museo del Sal. En el interior se exhiben antiguas herramientas de trabajo de los salineros, fotografías en blanco y negro y originales hallazgos como las aspas de madera de los molinos (ntinni), el tornillo de Arquímedes para succionar el agua de la cisterna (spira), los listones de madera (tagghia) para medir el sal, y un molinillo pesado.

El museo forma parte de la Via del sal, el itinerario que desde el corazón de Trapani nos lleva al descubrimiento de Marsala, atravesando los increíbles paisajes de las salinas y los oasis naturales de los que forman parte, regalando las más bellas puestas de sol en el mundo. ¿La mejor manera de disfrutar plenamente del viaje? En bicicleta, ¡por supuesto!

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