Sperlinga

A los pies del castillo, nos espera el pueblo rocoso con sus cuevas (unas cincuenta), escaleras y callejuelas, también excavadas en la roca. Nos encontramos en un museo etnográfico al aire libre. Dentro de una de estas cuevas, visitamos el Museo de la Civilización Campesina, que nos ofrece una muestra evocadora y verídica de la vida campesina y los hábitos locales, con una colección de útiles y objetos de uso cotidiano.

Visitamos los lugares de culto. La iglesia de la Madonna della Mercede, del siglo XVIII, está dominada por el castillo. En su interior alberga un hermoso crucifijo de madera. La Iglesia Madre consta de una sola nave y está dedicada a Juan el Bautista. La iglesia fue encargada por el príncipe Giovanni Natoli en el siglo XVII. Por último, en la Iglesia de Santa Ana o en el Convento de los Agustinos, se encuentra un crucifijo de madera de la escuela de Frate Umile da Petralia.

Cerca de allí, los sitios de Contrada Rossa y Peirito están conectados por una intrincada red de cuevas artificiales. Probablemente eran lugares de culto y enterramiento de los primeros cristianos.

Para apreciar aún más este fascinante pueblo, no olvide probar la tradicional frascatela. Se trata de una polenta elaborada con harina de trigo duro o veza, con manteca de cerdo y brócoli. Concluimos nuestra visita probando el tortone, un dulce hecho con masa de pan, frito en aceite y espolvoreado con azúcar mezclado con canela. Siguiendo con los dulces, los nocatoli (galletas típicas) y el torrone, simples galletas de mantequilla con almendras por encima, son deliciosos.