Edad Media y Dolomitas en Sicilia: San Marco D’Alunzio, Alcara Li Fusi, Longi y Frazzanò (Noreste)

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¿Una vista impresionante de las Islas Eolias, a pocos kilómetros de los Dolomitas y observar a los grifones en su hábitat natural? ¿E inmediatamente después  perderse en la Edad Media de callejuelas y murallas de Abadías? Parece un cuento de hadas pero todo es real: solo síguenos en este rincón de Nebrodi.

Comencemos por San Marco d’Alunzio, un espléndido pueblo situado en una colina del Parque Nebrodi con vista al mar Tirreno. La vista va desde las Islas Eolias hasta Palermo y no es casualidad que este panorama haya obtenido dos estrellas de las tres de la Guía Verde Michelin.

De orígenes muy antiguas (griegos, romanos, bizantinos, árabes), existen numerosas arquitecturas y monumentos de interés cultural: desde el antiguo Templo de Hércules hasta la Iglesia de San Teodoro (de estructura bizantina) pasando por los imponentes restos del Castillo normando.  Si son amantes de los deportes al aire libre tendrán acceso gratuito a una zona habilitada («Camino de la Salud») donde podrán realizar actividad física en plena naturaleza. También hay numerosos senderos y rutas de senderismo para descubrir no solo la belleza natural de Nebrodi  sino también los mejores lugares (ya señalados en loco) para fotografar a los grifos de Nebrodi.

Alejémonos ahora del mar para subir hacia la segunda etapa: Alcara Li Fusi, un hermoso pueblo dominado por las Rocas del Crasto, llamado “los Dolomitas de Sicilia”. De origen muy antiguo, similar al de los pueblos vecinos (su nombre deriva del árabe Al Qarya, literalmente ‘centro urbano’). Alcara ofrece una gran variedad de puntos de interés: desde la monumental Fuente del Abad a las numerosas iglesias, desde el barrio de Motta con sus calles entrelazadas a la manera de las kasbahs árabes al Ermita de S. Nicolò Politi. Imprescindible es la visita a la Grotta del Lauro, a 1068 metros sobre el nivel del mar en el imponente macizo dolomita del Crasto. La gruta es la principal cavidad cárstica de la Rocas y en su interior, en parte aún sin explorar, encontrarán estalactitas, estalagmitas y columnas de las formas más variadas. En los espectaculares muros lisos que forman las paredes de la Gruta, el águila real, símbolo del pueblo, encuentra su hábitat natural. Cerca de las Rocas del Crasto se encuentra el Area de los Grifos que, además de albergar los aviarios de aclimatación de los grifos que serán reintroducidos en el Parque Nebrodi, es también un punto de observación muy importante para los que ya están en libertad.

Para los amantes del senderismo y de las altas cumbres de los Dolomitas es posible caminar a pié desde la fortaleza de Calanna (1045 m slm), luego continuar por la Fortaleza de Crasto (1315 m slm), atravesar todas las cimas del promontorio rocoso que dominan el pueblo para terminar en la Fortaleza de Traura (1005 m slm) y disfrutar de una vista espectacular.

Prosigamos ahora hacia el este, descendiendo por el lado de Fitalia para llegar a Longi, lu paisi di li funci (“el pueblo de las setas”), como dicen los lugareños. Dominada al norte por las Rocas del Castro, el poblado ciudadano se desarrolla alrededor del Castillo (siglo XII), en excelente estado. Piérdanse por sus callejuelas medievales que huelen a antigüedad, escaleras de piedra y empinadas bajadas. Visiten la Iglesia Madre con su órgano del siglo XVII y sus preciosas pinturas, luego la Iglesia de S. Annunziata que alberga una estatua del siglo XVI de Giacomo y Antonio Gagini.

La naturaleza también es reina en Longi. Sumérjanse en lugares donde  madre naturaleza parece hablarnos: el bosque de Mangalaviti con árboles seculares tan densos que no dejan penetrar la luz del sol; o el Lago Biviere (de Cesarò) en las cercanías; o la llamada “Stretta” de Longi, el valle atravesado por  cascadas en el que las dos montañas parecen tocarse (con posibilidad aquí de rutas de trekking e hidrotrekking).

Sí, pero entonces se podría decir, ¿qué tienen que ver los hongos con eso? Pues es imposible marcharse de Longi sin haber probado alguno de los muchos platos a base de hongos, así como los preparados con la carne del cerdo negro de Nebrodi.

Concluyamos el recorrido desplazándonos más al norte, a Frazzanò. A pocos kilómetros del núcleo habitado se levanta la antigua Abadía de San Filippo di Fragalà a la cual se anexan las estructuras del primitivo monasterio basiliano de origen antiguo: su existencia se remonta al año 495  pero en la época árabe la institución sufrió un período de pérdida. La reconstrucción se llevó a cabo en el período normando (1090)  conviertiéndose posteriormente  en uno de los centros italo-griegos más importantes del sur. Perdidos entre  muros centenarios de la Abadía, inmersos en la naturaleza más incontaminada, la Edad Media nunca les habrá parecido tan cercana.

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