Gratteri
Detalles
¿Estás listo para explorar los tesoros del misterioso Gratteri? Es uno de los pueblos más antiguos y característicos de Madonia, en la provincia de Palermo, a unos 16 km de la famosa Cefalú.
Puedes inmortalizar Gratteri desde el Belvedere Ganci Battaglia. Las vistas de la costa del Tirreno, donde, durante los días más despejados, se pueden vislumbrar incluso las islas Eolias, te dejará sin palabras. No es casualidad que Gratteri haya sido apodada la «terraza del Tirreno».
Pasamos por el puente del Ecce Homo hasta Portella Carruba, llamada así por la presencia de un algarrobo.
Desde allí, se puede contemplar un paisaje bucólico, similar a un pesebre con exuberantes pastos delante de la pintoresca iglesia del Convento del siglo XII.
No podrás dejar de mirar todo el valle, que se extiende hasta el monte San Calogero que preside el golfo de Termini Imerese.
Después visitamos el museo histórico ambiental municipal, situado en una colina desde donde se divisa lo que queda del barrio más antiguo, llamado originalmente la Terra Vecchia (tierra vieja) y hoy conocido como Conigliera (conejera), con sus murallas precipitadas sobre la «Bocca dell’Inferno» (boca del infierno).
Pasando por las callejuelas del pueblo, atravesamos toda la calle principal, hasta llegar a la Fontana della Ninfa (fuente de la ninfa), situada en una pequeña casa frente a la iglesia madre, para descubrir la historia de la concha de piedra, similar a la de la cercana cueva Grattàra, que podría considerarse el Genius Loci o espíritu protector del antiguo pueblo «de los cráteres».
La primera iglesia que hay que visitar es la parroquia de San Miguel Arcángel, que custodia reliquias milagrosas de Jerusalén y valiosas obras de arte de diferentes épocas.
Después de un pequeño descanso para degustar los productos típicos de los establecimientos locales, nos dirigimos a la iglesia de San Giacomo (Santiago), protector de Gratteri, que custodia la preciosa estatua del apóstol, venerado con mucha devoción entre sus habitantes.
En los alrededores del barrio homónimo encontraremos también La Casa del Poeta y una típica construcción de piedra para la recogida de las aguas pluviales, «u cabbubbu». Continuamos nuestro recorrido visitando el barrio de Via Fiume, donde divisamos los tres puentes medievales y una cisterna subterránea, el pozo de Fantina, revestidos durante la segunda posguerra para hacer el camino transitable.
De hecho, bajo la Via Fiume, todavía corre un arroyo subterráneo, el Crati, que baja desde Pizzo di Pilo y atraviesa la ciudad dividiéndola en dos, la parte más antigua y la nueva.
Desde Piazzetta Ponte Silvio nos adentramos en Salita Orologio que, hasta el año 1900, llevaba el nombre de Via dei Saraceni. En este barrio es posible ver una casa circular que aún conserva un portal con un arco de medio punto, propio de las residencias árabes primordiales. Esta es la última vivienda con la arquitectura original, hoy llamada la «casa dei Mille Anni» (casa de los mil años).
Desde el barrio de los Saraceni llegamos al barrio de la Bucciria vecchia, de la Petra y de la Santa, para después llegar a la Torre dell’Orologio (torre del reloj), que, con sus 100 campanadas, es uno de los símbolos más significativos para los habitantes del lugar. Un poco más adelante, nos asomamos sobre el terraplén rocoso del arroyo para descubrir la historia legendaria de Macigna.
En este lugar, pasando por los antiguos barrios de la Porta Grande, Terra Vecchia y Nostra Donna, nos encontramos frente a la Vecchia Matrice (antigua iglesia matriz), construida hacia la primera mitad del siglo XIV, junto al antiguo castillo de los príncipes de Ventimiglia. En el altar mayor se encuentra hoy la Madonna col bambino (la virgen con el niño), una obra perteneciente a la escuela gaginiana y procedente de la iglesia normanda del Rosario.
En el antiguo ábside trasero, se encuentran dos interesantes monumentos funerarios fabricados con una mezcla de mármoles, dentro de los cuales reposan los restos de Maria Filangeri, esposa de Lorenzo Ventimiglia, y de su sobrino Gaetano, príncipe de Belmonte.
En la pared derecha aún se puede ver lo que antes era una abertura que comunicaba directamente con las habitaciones de los barones, dentro de la periferia de su castillo.
A continuación, recorremos la via Arcarìa, un callejón escondido detrás de un abrevadero de piedra, donde se encontraban las cárceles al pie de la antigua fortaleza, conocidas por la oscura historia de don Antonio Ventimiglia, que encerró allí al obispo de Cefalú, Niccolò De Burellis, a quien hallaron sin vida de rodillas y con los ojos mirando al cielo.
Nuestro viaje continúa hacia el «passo della Scala» (paso de la escalera), donde comienza la vía de los Promestratensi (la orden fundada en el siglo XII y que tuvo su única morada en Sicilia), que llega hasta la abadía normanda de San Jorge. Este es un lugar realmente mágico: basta pensar que los ancianos del lugar transmiten historias de un legendario tesoro hallado justo cerca de la abadía.
Desde ese mirador, el paisaje es de postal. Si nos asomamos al barranco del Carapé, conoceremos la historia de los talismanes de las mujeres de la Scala y de las almas del purgatorio y descubriremos los edículos votivos situados hoy dentro de la pequeña iglesia del Crucifijo. Desde allí, tomamos la calle Parisèa, excavada completamente en la roca a finales del siglo XX.
Después de la visita a las iglesias de San Sebastián y San Andrés, concluimos nuestro intenso itinerario frente al claustro del ayuntamiento, perteneciente en su día al Convento de Santa María de Jesús, una de las iglesias más antiguas del país.
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