Esquí de travesía
Detalles
El Etna, el techo del Mediterráneo, con sus 3340 m de altura, domina majestuosamente la parte nororiental de la isla y, gracias a las copiosas precipitaciones invernales, a pesar de su latitud, es el destino ideal para practicar esquí de travesía.
Las corrientes cálidas meridionales procedentes del continente africano, cargadas de humedad, se combinan continuamente con las más frescas y secas que bajan desde el norte. Así, en cada estación, el desierto de lava se cubre de grandes cantidades de nieve. La combinación del volcán con el azul del mar y el verde intenso del matorral mediterráneo da lugar a un espectáculo que nos llena de emoción.
En el Etna podemos encontrar fuertes vientos, flujos de lava y erupciones repentinas que cubren el manto blanco con una negra capa de arena abrasiva.
¡Es difícil encontrar todo eso en un solo lugar! Por ello, desde hace muchos años se organizan competiciones de esquí de travesía en el valle del Bove. Frecuentado ya desde los años 30, albergaba el pequeño refugio Gino Menza, que quedó cubierto por la lava en febrero de 1992.
Los bruscos cambios de temperatura entre la noche y el día y la cercanía al mar favorecen el ciclo de transformación de la nieve, es decir, la formación de cristales, de manera muy acelerada.
Para los amantes del esquí fuera de pista esto se traduce en poco riesgo de avalanchas y nieve normalmente compacta y resistente, perfecta para esquiar.
Se puede esquiar desde las primeras nevadas de diciembre y, a menudo, hasta mayo, aunque, en general, los mejores meses son febrero, marzo y abril.Las laderas del Etna son
ideales para practicar esquí fuera de pista: los barrancos de los Pizzi Deneri, que desde una altitud de 2840 m nos llevan cerca de Piano Provenzana (1800 m), los amplios espacios blancos de la Montagnola, con su terreno arenoso y la Schiena dell’Asino, que desde una altitud de 2642 m (punta de la Montagnola) baja hasta el Piano del Vescovo (1500 m), o la salvaje vertiente oeste con Punta Lucia (2930 m), el pico más prominente de la zona.
Para los esquiadores más experimentados que vayan en busca de experiencias de adrenalina, el valle del Bove es perfecto debido a las innumerables vías con fuertes pendientes.
Nos trasladamos ahora a los relieves montañosos del parque de Madonia. Desde los años 30, muchos habitantes de Madonia y Palermo practican esquí de travesía en los relieves más altos del parque: Pizzo Carbonara (1979 m), Monte Ferro y todos los picos de su alrededor cubiertos de nieve, entre hayas y unas vistas espectaculares, han sido y siguen siendo un perfecto «juguete» para los esquiadores novatos; mientras que los barrancos del Monte Quacella, a veces helados, son territorio de esquiadores experimentados.
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