Erice
Detalle
Sugerencias y encanto, tradiciones e historias del pasado, belleza y admiración. Esto es todo lo que podemos disfrutar paseando por las calles de Erice, uno de los pueblos más bellos de Italia. El poeta Virgilio ha enriquecido la historia de la localidad al nombrar a Erice en su obra cumbre,La Eneida, convirtiéndola en una etapa del viaje del héroe troyano Eneas, mítico fundador de Roma.
Para descubrir Erice, partimos de Porta Trapani y nos adentramos en un laberinto de callejuelas y plazoletas rodeadas de iglesias y palacios nobiliarios que se abren para dejar entrever paisajes majestuosos. Destacan en particular las iglesias, de hecho, Erice era conocida como «La ciudad de las cien iglesias». Aunque en realidad hay muchas menos, todas son imprescindibles.
Además de detenernos en la iglesia de San Martino de estilo normando y en la iglesia de Sant’Albertino degli Abbati, hacemos una parada en la más antigua, la iglesia Madre (chiesa Madre) dedicada al culto de Santa Maria Assunta (Santa María de la Asunción). Cuenta con un campanario de planta cuadrangular embellecido por dos bíforas; una estructura con una función tanto defensiva como de vigilancia. En la pared derecha de la iglesia hay nueve cruces. Cuenta la leyenda que fue Federico de Aragón quien trajo esas cruces del templo de Venus cuando huyó y se refugió en la ciudad durante la Guerra de las Vísperas Sicilianas.
Uno de los lugares más bellos es el barrio español. Se dice que esta zona se construyó en la época de la dominación española para alojar a los soldados españoles como era obligado para todas las ciudades de Sicilia. En Erice se construyó un fuerte del que todavía quedan fascinantes restos y una iglesia dedicada al culto de San Antonio. El barrio no llegó a terminarse al alojarse a los soldados en el castillo cercano.
El símbolo de Erice es el castillo de Venus, realizado por los normandos que utilizaron para su construcción materiales procedentes del templo de la Venus de Erice que da nombre al castillo. El castillo estaba cercado por torres junto a las cuales se abre el Balio, un maravilloso jardín inglés desde el que disfrutamos de unas vistas extraordinarias.
Por un lado, dirigimos la vista a la costa tirrena del golfo de Trapani con la punta de San Vito lo Capo en el horizonte, y por otro, al puerto de Trapani con las Salinas y las islas Egadas.
Bajo la muralla del castillo se encuentra la torreta Pepoli. Visitamos el Polo Museale Antonino Cordici con la entrada que incluye el acceso al castillo y a la torreta.
Si queremos degustar los famosos dulces de Erice, daremos un paseo entre los históricos obradores típicos del lugar. Estos dulces tienen su origen en las recetas de las monjas de los monasterios de clausura.
Decorados como si de encajes se tratara, los dulces de pasta real están rellenos de conserva de cedro. Las ericinas genovesas se comen calientes, rellenas de crema pastelera y espolvoreadas con azúcar glas. Los mustaccioli, las galletas secas en la variante clásica y con miel, tienen un ligero regusto a clavo. Por último, no puede faltar la fruta martorana elaborada con almendra de colores delicados y naturales.
Acompañamos esta exquisitez con un Marsala de reserva superior o con el típico licor Monte Erice con su característico color verde.
Caminando entre las tiendas, nos detenemos para apreciar las famosas alfombras de Erice tejidas a mano con trozos de telas de colores y la cerámica decorada a mano.
En temporada de verano, llegamos a Erice desde Trapani en teleférico para disfrutar de unas vistas espectaculares.
Si queremos hacer senderismo, Porta Castellammare-Tre Chiese es un recorrido en la cumbre perfecto para descubrir las tres iglesias. El circuito se asoma a la ladera del golfo de Bonagia, alrededor de la montaña, pasando por las iglesias rupestres de Santa María Magdalena, San Hipólito y Santa María la Mayor. La ruta marcada y mapeada por el CAI es fácil y muy bonita.