Castellammare del Golfo
Detalles
Castellammare del Golfo debe verse primero desde arriba. Disfrutamos de las vistas impresionantes que nos regala la terraza que sobresale de la carretera estatal y respiramos a pleno pulmón el aire del mar. Ya podemos seguir.
La ciudad se dispone alrededor del castillo árabe-normando. Mirando el edificio, descubrimos los numerosos cambios que se han producido a lo largo de los siglos a raíz de las diferentes culturas gobernantes que se han sucedido en la isla: árabes, normandos, suevos y, posteriormente, los señores de la ciudad. Cada uno ha contribuido a modificar el castillo de Castellammare del Golfo para convertirlo en lo que es hoy: un libro de historia con un encanto inalterado e inalterable a lo largo del tiempo.
El edificio da al golfo y posee una ubicación que lo hace inolvidable. Gracias a una senda peatonal, es posible bordear las murallas.
Castellammare del Golfo alberga varios lugares sagrados e iglesias de cada época. Visitamos el pequeño edificio dedicado a la Virgen de la escalera, cerca del puerto: una construcción blanca excavada en la roca. Cerca del castillo se encuentra la iglesia del Rosario, que data del siglo XII, una de las más antiguas de la ciudad. Ambas iglesias son más bien sobrias y no contienen reliquias particulares, debido a las frecuentes invasiones de piratas, saqueadores de todo valioso. En el centro histórico, nos detenemos en el Palazzo Crociferi, un gran complejo del siglo XVII, formado por el antiguo convento de los Crociferi y la iglesia de Santissima Maria degli agonizzanti (Santa María de los agonizantes).
Pero no puedes rendirle mérito a la belleza de Castellammare del Golfo sin hablar de sus playas (entre las mejores, adecuadas también para los niños, de la provincia de Trapani), a las que se puede llegar sin alejarse demasiado del centro habitado. Las más bonitas, cuya imagen se queda en el corazón y en la mente, son las de Cala Petrolo y Cala Marina, además de la larga playa de la Plaja, la más frecuentada. Al oeste se encuentran las cuevas marinas, entre las que destaca la cueva de Santa Margherita, a la que se accede por mar. En su interior encontramos fascinantes paredes con frescos de imágenes sagradas, que probablemente datan del periodo paleocristiano.
Aquí comeremos pescado fresco cocinado a la perfección, acompañado por un excelente vino D. O. C. Alcamo. También podremos probar unas de las trufas más preciadas de toda la isla, regalos del generoso monte Inici, y terminaremos con el dulzor de la Cassatella de Castellammare (un dulce híbrido a medio camino entre la Cassatella de Agira y los cannoli sicilianos [link a Cannoli siciliani]). Una última joya: no nos podemosperder el Cofanetto, un sabroso queso que cuenta con la sigla PAT (Producto Agroalimentario Tradicional de Sicilia).