Acireale

Dettaglio

El agua y el fuego son los dos elementos que encierran a Acireale. Llegamos a su centro histórico subiendo desde ese mar que es el telón de fondo de uno de los más bellos mitos de Sicilia, el que tiene como protagonistas al pastorcito Aci y a la ninfa Galatea.

Luego dejamos Santa Maria La Scala, el pueblo de pescadores, y continuamos por la Strada della Marina, con el Monte Etna, «la Montaña«, que se destaca imponente al fondo.

A lo largo de la carretera provincial vamos al descubrir  la  Grotta, la pequeña Iglesia de Santa Maria de la Nieve. Situada en una cueva de lava alberga el Pesebre de Acireale del siglo XVIII, enriquecido con el tiempo por pastores de cera a altura natural.

En pocos minutos llegamos al corazón de la ciudad: estamos en la magnífica Plaza Duomo. Aquí es imprescindible sentarse a la mesa de un bar, como le gustaba hacer a Quasimodo durante su estadía en Acireale. Este podría ser el punto inicial de un viaje a los lugares de la poesía de Quasimodo.

La Catedral dedicada a María SS. Annunziata fue construida a principios del siglo XV. La Catedral alberga uno de los magníficos Relojes de Sol de Sicilia, en mármol con los doce signos del zodiaco trazados en el suelo del crucero, por el astrónomo danés Peters.

Al lado de la Catedral, se encuentra la Basílica dedicada a los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, con su solitaria torre campanaria.

Paseamos delante al Municipio, el Palacio Modò y los edificios del centro histórico con la nariz para arriba, para admirar los encajes aceses en hierro forjado  en los balcones, las balaustradas de las Iglesias, talladas en la piedra negra del Etna y en el blanco de Siracusa. Puttini, frisos florales y máscaras diseñadas para alejar la mala suerte, embellecen los edificios del siglo XVIII. Pero otros encajes de papel maché adornan las carrozas alegóricas del Carnaval más bello de Sicilia, mientras que los encajes perfumados adornan las carrozas floreadas de la Fiesta de las Flores.

Cerca de la Plaza del Duomo encontramos el Museo de las Marionetas, en el antiguo Teatro de Don Emanuele Macrì, que nos acompañarán en un viaje fascinante a través de la historia de los paladines de Francia y las tradiciones sicilianas, a través de la Opera dei Pupi, patrimonio de la UNESCO.

La Biblioteca y Galería de Arte Zelantea en Vía Marchese di San Giuliano (la antigua Vía Xiphonia), conserva un patrimonio bibliográfico de más de 200.000 textos, entre los que se encuentran preciosos incunables y libros del siglo XVI. El carruaje del Senado de Acese del siglo XVIII, el busto de Julio César, una colección de armas, algunas colecciones de minerales, monedas y fósiles se encuentran en la parte destinada a museo.

Subimos por Corso Umberto, la calle principal, entre palacios nobles con elegantes fachadas hasta llegar a la céntrica Plaza Garibaldi. Aprovechamos una parada en uno de los muchos quioscos de la ciudad para degustar u cor’i dogs (corazón de perro), una bebida calmante a base de granizado con limón y agua, aromatizada con jarabe de menta.

Finalmente llegamos a la Villa Belvedere. La vista desde el balcón es extraordinaria, parece estar en la proa de un barco, mirando directamente a la costa. En días despejados, la vista se extiende desde Taormina hasta Siracusa con Calabria al frente. A continuación tenemos la exuberante Reserva Natural Orientada a Timpa, la colina formada hace unos 200.000 años por la superposición de flujos de lava, que cae directamente al mar.

Para recorrer el más fácil de sus caminos, basta cruzar el puente en la Strada Nazionale, viniendo de Via Romeo para tomar la Chiazzette, el camino andalizado español del siglo XVIII que durante mucho tiempo siguió siendo el único enlace entre Acireale y el mar de el pueblo costero de Santa Maria La Scala. Inmediatamente nos encontramos ante  la Iglesia de Santa Maria del Sufragio, con su encantadora terraza con vista al mar Jónico. La iglesia tiene una fachada sencilla, pero una visita al interno nos dejará boquiabiertos: estamos en el templo de Acese con el mayor porcentaje de superficie pintada al fresco, ¡una auténtica explosión de colores!

El recuerdo de nuestra visita a Acireale será sin duda muy dulce, gracias a la suave pasta de almendras y la pasta real con sus formas golosas y coloridas, las zeppole, típico de la fiesta de San Giuseppe, los dulces de los Muertos

¿Sugerencias para cenar? Pescado a voluntad acompañado de «u trunzu«, repollo rapa de características únicas, protegido por el Baluarte Slow Food y cultivado casi exclusivamente en la zona de Acese.

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